La sal y el azúcar son necesarios para el buen funcionamiento del organismo: la primera es útil en el mantenimiento de la presión de la sangre y de los fluidos extracelulares y el segundo proporciona la energía que el organismo necesita para trabajar adecuadamente.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el consumo excesivo de sal y azúcar pone en riesgo la salud, en tal sentido debes saber que:
El excesivo consumo de sal puede ocasionar retención de líquidos e ingerir grandes cantidades de azúcar de forma prolongada da como resultado altos niveles de glucemias, condición que al mantenerse por mucho tiempo, puede causar daños en riñón, corazón y ojos, entre otros órganos.
El abuso, tanto del azúcar como de la sal, es uno de los hábitos más extendidos y enquistados en la sociedad actual. La sal se convirtió en uno de los condimentos más usados pero al mismo tiempo causante de enfermedades cardiovasculares.
El azúcar le robó parte del protagonismo convirtiéndose en el alimento que se debe eliminar, o cuando menos, limitar, de cualquier dieta sana y equilibrada.
Por un lado, “el azúcar, como tal, no sería necesaria para el cuerpo humano”, afirman los expertos ” …pero lo que sí necesita es glucosa, la cual se puede obtener de diferentes fuentes, como por ejemplo, los cereales, las legumbres, las frutas y los vegetales”.
De la mano del azúcar, y en el contexto de los alimentos que conviene consumir con control, encontramos la sal. La malignidad de las patologías asociadas a su consumo no tiene nada que envidiar a las que provoca el azúcar, entre ellas, los infartos cerebrales y cardíacos.
“También predispone a padecer osteoporosis, cálculos renales, e incluso se ha relacionado con ciertos tipos de neoplasias (tumores), como la de estómago. Sin embargo, lo que no se debe hacer es dejar de consumirla, aunque siempre en las cantidades recomendadas”.