Madre venezolana: Mi hijo fue a buscar el sueño americano y ahora está atrapado en la megacárcel de El Salvador

La falta de información fiable sobre su hijo Óscar – uno de los 238 venezolanos deportados de EE.UU. a la prisión de máxima seguridad en El Salvador– está llevando a Gertrudis Pineda al borde de la desesperación.

Cada vez que habla de él no puede parar de llorar.

«Mi hijo fue a buscar el ‘sueño americano’ y ahora está atrapado en una pesadilla», reclama.

Óscar vivía en Dallas, Texas. Su madre cuenta que se ganaba la vida instalando alfombras en casas y apartamentos: «Me enviaba dinero para la familia y para comprar las medicinas para su padre, que tiene diabetes».

Ahora, Gertrudis está a mil 800 kilómetros de su hijo, en el ardiente estado Zulia, en el oeste de Venezuela.

Madre e hijo están separados por seis fronteras y por los muros impenetrables del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) de El Salvador, una prisión de máxima seguridad construida para recluir a miembros de las pandillas MS-13 y Barrio 18.

El gobierno de EE.UU. acusa a los venezolanos detenidos en el Cecot de pertenecer al Tren de Aragua, una organización criminal que tiene su origen en Venezuela.

Mi hijo Fue a buscar el sueño americano

A la mayoría de ellos, el gobierno de Donald Trump los expulsó de EE.UU. bajo el amparo de una norma de 1798 conocida como la ley del enemigo extranjero.

Y lo hizo sin el debido proceso, lo que puso en conflicto al Departamento de Justicia de EE.UU. con un juez federal que ordenó el regreso de los aviones que llevaban a los venezolanos deportados a El Salvador.

Gertrudis sabía que su hijo había sido retenido por agentes del cuerpo de Inmigración y Aduanas de EE.UU. (ICE, por sus siglas en inglés), pero esperaba que fuera enviado de regreso a Venezuela.

Se dio cuenta que, en cambio, lo habían llevado al Cecot cuando su otro hijo, que vive en Colombia, vio el nombre de su hermano en un listado difundido por televisión.

Poco después aparecieron las imágenes de 238 venezolanos a los que les cortan el pelo y los procesan después de su llegada la cárcel.

Gertrudis pudo reconocer a su hijo por un tatuaje de una rosa que tiene en su antebrazo.

«Hay tantos muchachos inocentes ahí», se lamenta Gertrudis.

Y añade: «Ellos no han hecho nada malo, pero los tratan como animales. ¿Dónde están los derechos humanos?».

Deportados con justificación

La Casa Blanca insiste en que los casos de aquellos que fueron deportados hacia el Cecot fueron examinados de manera apropiada.

El gobierno de EE.UU. señaló que eran miembros de una peligrosa banda criminal, aunque también aceptaron en un tribunal los documentos que probaban que muchos de ellos no tenían antecedentes criminales.

Y aunque el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, dice que el Cecot es la solución al problema de las pandillas en su país, este lugar ha sido descrito por muchos activistas como «un agujero negro de los derechos humanos».

Gerturdris se está dando cuenta que, además, es un agujero negro de información.

Más información en BBC News Mundo

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