El jueves 8 de mayo salió humo blanco de la chimenea en el techo de la Capilla Sixtina, señal de que los 133 cardenales recluidos en su interior durante dos días habían elegido a un nuevo papa para dirigir a los 1400 millones de católicos del mundo.
Los cardenales tomaron su decisión tras permanecer en cónclave poco más de 24 horas, continuando con las recientes elecciones papales que duraban de dos a tres días.
El grupo de 133 cardenales, el más numeroso de la historia reunido en un cónclave, incluía a muchos que los nombró Francisco y a algunos que no se conocían. Eso motivó que alcanzar un consenso rápido fuera un desafío importante, dado el amplio grupo de contendientes y las divisiones entre ellos sobre el futuro de la Iglesia.
Aún no se conoce la identidad del nuevo pontífice, pero se espera que se anuncie pronto. Una gran multitud en la Plaza de San Pedro de Ciudad del Vaticano se preparaba para la salida del nuevo papa por un balcón que daba a la plaza.
El cónclave, el primero en 12 años, se celebra en un momento de incertidumbre para la Iglesia católica tras la muerte del papa Francisco en abril.
El nuevo papa se enfrentará a decisiones difíciles sobre la futura dirección de la Iglesia, sobre todo si debe continuar la agenda de Francisco de mayor inclusión y apertura al cambio o forjar un camino diferente.
Fuente: The New York Times





