Los Philadelphia Eagles se coronan campeones de la Super Bowl LIX tras una victoria contundente por 40-22 sobre los Kansas City Chiefs. Jalen Hurts fue la gran figura del encuentro, con una actuación destacada, liderando a su equipo con dos touchdowns por pase y uno más en carrera.
La defensa de los Eagles también jugó un papel clave, sometiendo a Patrick Mahomes con una presión constante, logrando varias capturas y forzando errores cruciales que cambiaron el rumbo del partido. Este triunfo supone el segundo título de Super Bowl para Filadelfia, poniendo fin al intento de los Chiefs de lograr un tercer campeonato consecutivo.
Dos años después de caer ante los Chiefs en el Super Bowl LVII permitiendo una remontada de doble dígito después de estar arriba 24-14 al medio tiempo, Philadelphia no iba a permitir nada de eso. En cambio, el partido resultó muy reminiscente del Super Bowl LV, cuando los Tampa Bay Buccaneers desmantelaron a Kansas City con un asedio total sobre Mahomes, por marcador de 31-9.
Pero, perdido en toda la charla –más que justificada– por la primera instancia en que un quarterback de Super Bowl gana un segundo enfrentamiento ante el pasador ante quien cayó previamente en el mayor de los escenarios, está el momento de círculo completo de Jalen Hurts, el silente conductor de la aplastante máquina de Philadelphia.
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