El Real Madrid está en las semifinales de su competición, la Champions, tras una épica eliminatoria que se decidió en los penaltis. El Manchester City sometió en muchos momentos a su rival, pero los blancos resistieron el asedio, supieron aferrarse a la eliminatoria y en la tanda, un Lunin que tuvo una inmensa actuación, fue el héroe.
Salió el conjunto madridista con mucha personalidad, nada que ver con el partido del año pasado que tanto temor daba repetir. El dominio del balón estaba repartido y el primer aviso, tímido, fue de Camavinga, en un disparo lejano parecido al que le dio un gol en el Bernabéu.
El City comenzó a apretar, pero dejando espacios a la espalda, donde el Madrid encontró un filón y así llegó el gol. Un alucinante control de Bellingham le permitió montar la contra y Vinícius corrió al espacio para dar el pase de la muerte a Rodrygo. A la segunda, el brasileño marcó.
No tardó el City en volcarse, con Haaland como estilete. Un primer cabezazo del noruego se marchó algo alto, y el segundo se estrelló en el larguero. Se había salvado el Madrid del primer arreón.
El partido comenzó a definir sus roles, con el City amasando cada vez más posesión y el Madrid amenazando a la contra con Vinícius. Sin embargo, con el paso de los minutos el dominio pasó a ser asedio y de los ataques blancos, ni rastro. De Bruyne lo intentó en dos ocasiones, encontrándose a un gran Lunin, y también Grealish la tuvo un par de veces, pero el inglés se encontró con sendos despejes de Carvajal y Rüdiger. Pedían los de Ancelotti la hora ya, y el descanso supuso un respiro. Quedaban 45 minutos más de muchísimo sufrimiento.
Real Madrid a semifinales
El inicio de la segunda mitad fue toda una declaración de intenciones, con un primer córner y un chutazo de Grealish que repelió Lunin como buenamente pudo. El Real Madrid estaba impreciso, nervioso, y el balón ya solo duraba en los pies de sus jugadores apenas unos segundos. La presión del Manchester City ya era infernal.
El choque ya era un monólogo, con el conjunto blanco achicando balones y los ingleses moviendo el balón de un lado a otro buscando el hueco. Para eso metió Pep Guardiola a Doku, que se convirtió en una pesadilla encarando una y otra vez desde el perfil izquierdo para crear una ocasión tras otra.
Modric por Kroos fue el primer cambio de Ancelotti, pero la entrada del croata nada pudo cambiar. Córners, centros laterales, remates lejanos y cercanos… el gol solo era cuestión de tiempo y acabó llegando. La enésima jugada de Doku la despejó como pudo –y sin fuerza– Rudiger y el balón lo recogió De Bruyne, que fusiló a Lunin para empatar la eliminatoria.
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