Unos dicen que fueron 250 mil y otros aumentan esa cifra hasta el doble incluso. Como sea, miles de colombianos salieron a las calles el domingo 21 de abril para expresar su descontento con el rumbo adoptado por el gobierno del presidente Gustavo Petro, quien impulsa una serie de reformas (a la salud, a las pensiones, a la educación, entre otras) y tantea el escenario para eventualmente convocar una Asamblea Constituyente.
«Se trató de manifestaciones de descontento con el Gobierno, manifestaciones masivas en números y diversas en su participación”, dije a DW Stefan Reith, jefe de la Oficina en Colombia de la fundación alemana Konrad Adenauer, cercana a la Unión Cristianodemócrata.
La protesta fue mucho más allá de la derecha y el uribismo, porque llegaron numerosos participantes del centro político y de la clase media, explica Reith, para quien la protesta debería «verse como un llamado de la ciudadanía al Gobierno para que escuche, reflexione y modere el discurso y su agenda de reformas”.
Protestas en Colombia
«Colombia es un país donde las marchas no son inusuales, pero la del domingo entra en la lista de las más concurridas”, explica a DW Gabriel Cifuentes, analista político y codirector de Greystone Consulting Group Latam.
Para el experto, factores como la «delicada situación de seguridad, negociaciones de paz sin resultados visibles y una promesa de cambio aún incumplida” se suman al descontento.
El problema de la inseguridad
Los asistentes a las marchas del domingo, especialmente masivas en Bogotá y Medellín, decían manifestarse porque se oponen a la constituyente, porque no les gustan las reformas o por la inseguridad de las calles. «El aumento de la inseguridad en el marco de la paz total es un factor importante. Muchas voces critican que en las negociaciones con los distintos grupos armados el Gobierno haga concesiones sin contrapartida ni compromiso real por parte de los actores ilegales”, señala Reith.
Fuente DW US LATM/ msn.com