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Lo creas o no: el punto G no existe

Lo creas o no: el punto G no existe

El punto G no existe o al menos, no tal y como nos lo habían contado. Muchas mujeres afirman experimentar un tremendísimo placer durante el sexo cuando presionan y acarician una zona localizada en la cara anterior de su vagina, concretamente en el tercio inferior de esta, por detrás del hueso púbico

Lo que nos han contado del punto G es que es una zona situada en el tercio inferior de la pared anterior de la vagina. Como característica, es una zona marcadamente más erógena que el resto del tejido vaginal.

El llamado Punto G, en lugar de ser un área puntual, pasa a considerarse un área anatómica compleja que abarca la pared vaginal anterior y las estructuras que se localizan a su alrededor: uretra, próstata femenina o glándulas de Skene, porción interna del clítoris, músculos del suelo pélvico, vasos y nervios (especialmente el nervio dorsal del clítoris).

Durante la estimulación sexual, los músculos del suelo pélvico se contraen haciendo que los cuerpos del clítoris desciendan y se acerquen hasta la pared vaginal anterior. Esta actividad muscular podría explica la particular sensibilidad que parece existir en esta zona durante la estimulación sexual.

Así pues, como órgano diferenciado, el punto G no existe. Ni anatómica ni histológicamente hay nada que determine una entidad diferente como lo es la uretra o el hígado. En cambio, los estudios apuntan a que nuestra vagina y nuestro clítoris tienen gran dinamismo, no son estructuras pasivas y tienen diferentes representaciones en nuestras neuronas cerebrales.

El punto G no existe, hay algo mucho más activo, grande y complejo. Unas estructuras que trabajan en equipo para poner en marcha los circuitos del placer: clítoris, uretra y vagina distal, un complejo rebautizado hace ya años como complejo clitouretrovaginal.

Vía enformapordentro

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