La espinaca es una verdura que posee alto contenido en minerales, vitaminas y fitonutrientes que ayudan a combatir diversas enfermedades, y aunque no lo creas contiene antioxidantes que incluso evitan el envejecimiento prematuro.
Es rica en vitamina A, vitamina C , vitamina B, vitamina E y vitamina F y minerales como el hierro, potasio, magnesio, manganeso y ácido fólico por lo que es recomendable para la anemia durante el embarazo, además que ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Su alto nivel de potasio minimiza los efectos del sodio en el organismo, así que es ideal para todo el que sufra de presión arterial elevada.
¿Cuál es la mejor manera de consumirla?
Así como en otras verduras sus propiedades pueden verse afectadas según la forma en que las consumas, es por ello que lo recomendable es consumirla cruda, esto ayuda a conservar sus nutrientes, aunado a ello, tiene menos calorías aún que la cocida y parece retener mejor los folatos, que se pierden en gran parte durante la cocción.
Sin embargo, es importante resaltar que cocidas se obtiene una mayor concentración de minerales, aunque afectará negativamente a las vitaminas. En cualquier caso, ambas opciones son viables para la salud, en todo caso, puedes alternar su consumo tanto cruda como cocida.
Incluye espinaca a tus recetas
Las opciones para incluir la espinaca en tus recetas son infinitas, desde las espinacas a la crema, con queso, con huevo o en tortilla y es que esta verdura de la familia de hojas verdes tiene mucho para ofrecer en tu cocina.
Como dato curioso, la espinaca es una verdura perecedera, que conviene consumir a la mayor brevedad posible y guardar siempre en frío si no se va a tomar de forma inmediata.
Se puede consumir cruda en ensalada, salteada al wok, guisada, hervida, frita y hasta de acompañante en pastas, arroces o sirviendo de relleno para masas, o también en guisos, hervidos y caldos, aunado a ello también puedes probarla en batido para jugos como parte de tu dieta matutina.