El retorno de Oswaldo Guillén al Estadio Universitario de Caracas siempre será un evento.
Sin embargo, su visita del pasado martes fue diferente: por primera vez, el excampeón de Serie Mundial dirigió desde la cueva de visitante, vistiendo el uniforme de los Tigres de Aragua en la zafra 2025-2026 de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP). A sus 61 años, y con más de medio siglo inmerso en la pelota, Guillén se mostró nostálgico pero contundente al hablar de su anterior equipo, los Tiburones de La Guaira.
El mánager confesó la extraña sensación de estar en un dogout distinto al de primera base, y recordó con orgullo los trece años que pasó como jugador, destacando que La Guaira fue la organización que le dio su primera gran oportunidad en el béisbol, con una mención especial a figuras cruciales en sus inicios como Pedro Padrón Panza, Pompeyo Davalillo y Ángel Bravo.
El afecto por la divisa escuala es innegable y de profunda raíz familiar: «Soy fanático de La Guaira desde que era un chamito. Entonces, ¿qué significa La Guaira para nosotros? Mucho», aseveró Guillén con una calma que precedió una revelación más ácida. No obstante, el actual estratega de los bengalíes rápidamente demarcó su nueva lealtad, asegurando que la gerencia de Tigres de Aragua lo ha acogido de manera que no extraña su anterior puesto: «Ya yo tengo una gente que defender y esta gente, gracias a Dios, no me han hecho echar de menos a la divisa de los Tiburones».
Pese a ello, reconoció que la experiencia fue «rara» y que el apego al uniforme de La Guaira es una huella que no se borra, forjada en décadas de historia personal en el recinto universitario.
Fue en ese momento cuando el mánager decidió tomar la iniciativa en la rueda de prensa y sincerarse sobre su complicada relación con el club que lo vio nacer. Aunque admitió haber pasado un «tiempo divino» con los Tiburones, afirmó con énfasis que, retrospectivamente, pasó más tiempo «amargo que divino», y no dudó en señalar directamente a la gerencia por sus decisiones: «La gente de La Guaira se ha equivocado. Son muchas cosas buenas y otras malas». Esta crítica escaló a un nivel personal al revelar un hecho sin precedentes en su carrera.
Con un marcado dejo de ironía, Guillén soltó la frase que acaparó los titulares: «Y este es el único equipo que me ha botado dos veces». Explicó que fue despedido en su momento por la antigua directiva, «los Herrera», y recientemente por la gerencia actual. «Es la única vez en mi vida que un mismo equipo me bota. En el equipo que lo hice ganar por muchos años, el que me puso a bailar por muchos años, me despidieron dos veces», subrayó, dejando abierta la pregunta sobre si guarda resentimiento, aunque su declaración reflejó una profunda desilusión con la dirigencia del equipo que más ha amado.
Anécdota reciente con Henry Blanco
Para rematar su intervención sobre la dualidad de ser un mánager de éxito en Venezuela, Guillén narró una anécdota reciente con Henry Blanco (mánager de Bravos de Margarita), donde bromeaban sobre la inestabilidad de su profesión en el circuito local. «Le dije que vamos a tirarnos una foto para qué vean que la pelota en Venezuela es tan difícil, que a los mánagers que han ganado los botan, los sacan de aquí. Y los que pierden los dejan. Entonces le digo: ‘Vamos a perder para que nos sigan dejando’«, concluyó con su característico humor ácido, aunque su deseo final es que la temporada con Tigres sea exitosa.
Finalmente, al cambiar el enfoque hacia la actualidad de Aragua, el mánager explicó el excelente arranque de los bengalíes, destacando que el éxito no reside únicamente en el talento individual, el cual ya existía, sino en la cohesión y el trabajo en conjunto. «La diferencia es que el talento lo teníamos, pero el talento solo no gana juegos. Si no se gana como equipo, no se va a ganar. Y trabajamos como equipo», sentenció Guillén, manteniendo la cautela propia de un estratega experimentado sobre lo impredecible de la LVBP, pero enfocado en mantener la mentalidad ganadora en el dogout rival del Universitario.






